jueves, 16 de noviembre de 2006

Artículo publicado en Gara el 20 de junio del 2006


ANTE EL V CENTENARIO DE URDANETA


Cuando el 20 de marzo de 1553, Andrés de Urdaneta ingresa en el convento de los Agustinos de Ciudad de México a la avanzada, para la época, edad de 45 años, está realizando un acto irrelevante para su biografia y nefasto para su posterior memoria histórica.
Irrelevante porque sus logros más importantes están por realizarse y, tal y como veremos, obviando completamente su condición de religioso.
Nefasto para su memoria porque su nombre ha sido utilizado por la religión con fines propagandísticos para su causa, con el resultado de que hoy en día, la gran mayoría de sus paisanos le consideran un misionero y colonizador más.
De forma muy resumida trataré de dar otra versión de Urdaneta más acorde con la verdad histórica y aséptica desde el punto de vista confesional.
Las expediciones del siglo XVI a las Islas de las Especias son auténticos “viajes de negocios” no hay más que echar un vistazo a la lista de accionistas de la expedición de
Loaysa, en la que se estrena Urdaneta con 17 años, para comprender el carácter de esta.
En esta lista de accionistas, están desde los Fucares, importantes banqueros, hasta los capitanes guipuzcoanos que luego irían en ella.
No tiene nada de extraño que en una expedición como aquella, plagada de burgueses guipuzcoanos ( Elcano, Guevara, Carquizano, Elorriaga, Lerchundi, etc.) otro hijo de esta burguesía como Urdaneta partiera a hacer fortuna.
La expedición por causas muy diversas es un auténtico fiasco, pero es entre 1525 y 1536, año en que Urdaneta regresa a Castilla, cuando sienta el conocimiento científico que tantos frutos le dará más tarde.
A su vuelta escribe hasta tres relatos de lo sucedido en Molucas y se convierte en el factotum de cualquier nueva expedición, todos los personajes de cierta relevancia en la época como Alvarado o el obispo de Plasencia cuentan con él.
Todos estos escritos denotan unas excepcionales dotes de observación , tanto de los aspectos geográficos como económicos de donde ha estado con una visión absolutamente moderna de las cosas.
A pesar de este protagonismo en los “centros de poder” del momento, Urdaneta se viene a vivir a su pueblo natal, reconociéndose vecino de “Villafranca de Oria” en 1538.
En 1539 regresa a México para empezar a preparar su gran viaje, además de múltiples actividades en el campo náutico, actividades que no se interrumpen por su entrada al convento. La expedición a Florida con Luna en 1562 es un buen ejemplo de ello.
Los informes que realiza para Felipe II en estos años son concluyentes. Es el primero en explicar los ciclones tropicales, su descripción de la corriente de Humboldt se adelanta más de 100 años a la que este daría en 1783. Pero además nos da nociones de logística sobre el tamaño de los barcos, las condiciones de los puertos ( se podría decir que es el fundador de Acapulco), las condiciones laborales de las tripulaciones y sobre la sanidad a bordo, ya entiende el problema del escorbuto.
Por todo lo anterior Felipe II ordena taxativamente que sea él quien dirija la expedición definitiva. Esta expedición es la más larga jamás realizada hacía lo desconocido y además abre una línea de navegación que duraría 250 años. Pero también hay que decir que el primer Galeón, el mandado por Urdaneta, mantuvo el record de velocidad casi 100 años.
Es importante reseñar que Urdaneta estuvo en Filipinas 4 meses nada más, justo el tiempo necesario para reparar la “San Pedro” y avituallarla .En este tiempo no hizo nada más, o al menos no consta a pesar de que estos meses están muy bien documentados en tres derroteros y el relato de Legazpi. Lo que si consta es que dirigió personalmente las reparaciones.
El año que viene comenzaran las celebraciones del V Centenario y creo que el fin principal de ellas debe ser la reparación de la memoria histórica para con Andrés de Urdaneta porque creo que este gran navegante y científico debería ser un referente para este Pueblo .

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